ONG’s y su imagen de marca
Camino, camino mucho, me encanta la ciudad donde vivo, disfrutarla y respirarla, pero de un tiempo a esta parte se ha convertido en una tarea incómoda y difícil.
Hay que planear la ruta antes de salir, hay que ser cauta y no caer en la tentación de recorrer las calles principales en horario comercial. Da igual que lleves gafas de sol, que vayas hablando por teléfono, mirando al suelo o al cielo. Que vayas oyendo música o que estés paseando a tu perro. Da igual siempre que estés en la calle serás susceptible de sufrir un ataque. El ataque de la solidaridad obligatoria.
Siempre he creído en el concepto de solidaridad, en ayudarnos en la medida de lo posible, con lo poco que cada uno buenamente pueda. Pero de manera voluntaria, sin chantajes, sin acoso.
De un tiempo a esta parte las ONGs se han cogido una copla muy extraña, a modo de alero en el medio campo, los promotores de estas empresas, si, empresas, copan los cruces de las calles principales de las capitales de provincia. Hay que hacer slalom, diblarlos, esquivarlos, no mirarlos a los ojos, simular sordera y respirar hondo.
Juro que entiendo que están trabajando y que todo el mundo tiene derecho a ganarse el pan, pero hay trabajos que ni son dignos ni dignifican pese a que su fin sea «solidario».
Habrán ganado socios, porque por estadística y por perseverancia aumentarán las listas de abonados, pero estoy segura de que si hacemos una encuesta la reputación de estas empresas ha caído drásticamente.
¿En serio compensa como marca atosigar a la gente para que compre tu producto?
¿Es la mejor manera que tienes de llegarme al corazón o simplemente te preocupa llegar a mi cartera?
Sinceramente creo que hay mejores propuestas, mucho más creativas y menos insolentes de captar nuestra atención y nuestra intención.
Lanzar a la calle a comerciales sin apenas experiencia, para vender un producto tan delicado y tratar de que hagan venta fría y agresiva, me parece que no sólo pertenece a otra época sino que además es un abuso, para todos. La experiencia del cliente que empieza por acoso no puede acabar bien de ninguna de las maneras.
Colaboremos, ayudemos, pero empecemos otra vez, así no.
Todo lo anterior lo escribí en 2017, a día de hoy hemos mejorado con respecto a esa plaga… ahora tenemos otras.